La atmósfera del cambio climático y sus contaminantes aéreos. Colonialismo de la naturaleza moderna.
Las críticas sobre la enajenación de la vida al trabajo y el salario, la apropiación de la plusvalía proletaria en manos privadas, los medios de producción y las riquezas, producto del trabajo de las masas, fueron las prioridades en la reflexión y transformación social de los siglos venideros.
En esta dimensión de análisis surgió el movimiento marxista e internacionalista, que invitaba a romper la propiedad privada de los medios de producción, el Estado liberal burgués y las relaciones internacionales por la división del trabajo mundial; tarea que aún no se ha cumplido y que sigue lastrando los pasivos sociales y ambientales que se consideraron en sus inicios.
Martínez Alier reconoce el abandono en la historia ambiental materialista de los análisis en la expansión y reproducción del capitalismo: Es la perspectiva del metabolismo de la sociedad, que Marx mencionó en El Capital (acudiendo a los estudios de Levi sobre el guano de Perú y los nutrientes agrícolas) pero que ni él ni el resto de los marxistas desarrollaron, de manera que no existe una historia ambiental-económica-social marxista (Martínez Alier, 2008:12).
Los procesos productivos de la revolución industrial contenían por una parte la quema de combustibles fósiles en las fábricas y medios de transporte, y por el otro, el éxodo rural hacia las ciudades, consolidando la expansión urbana y la transformación de los bosques y paisajes naturales en urbes, con las implicaciones de materias primas y manufacturadas del comercio mundial para sus procesos metabólicos sociales.
Xavier Doménech (1993) reconoce que se han logrado identificar además una gama superior a 50 sustancias distintas, donde la mitad de ellas provienen del transporte. Los escenarios socioambientales que se recrean en las atmósferas de las poblaciones con alto consumo de energías fósiles y combustibles líquidos, se caracterizan por la calidad del aire, los agentes contaminantes y partículas suspendidas.
Los procesos que se generan tras las emisiones pueden describirse inicialmente como primarios y secundarios, en la dinámica que se describe en el apartado sobre contaminación urbana. Además de ello la troposfera es el escenario de múltiples reacciones químicas producto de las actividades humanas en un 80%, entre ellas, cuentan las generadas por la combustión de los motores en contacto con el aire, las capas de gases superiores y la luz solar (Domenéch, 1993:49).
Entre los Gases de Efecto Invernadero (GEI), el CO2 es uno de los que más influye en la atmósfera, conteniendo un potencial de calentamiento referente, en su capacidad de absorción de la radiación infrarroja proveniente del Sol, que surge como unidad de medida base para los demás GEI
La alarma ambiental que puede generar un aire contaminado, aparte de los niveles de otros indicadores, como lo son el dióxido de azufre (SO2) y la concentración de partículas en suspensión, está en el índice de peligrosidad de una atmósfera urbana, la cual se acostumbra a medir en función de los niveles de ozono (O3) terrestre que presenta, y según su capacidad de incidencia en la salud humana (Doménech, 1993:)
Es por ello que se llama la atención para enunciar que uno de los ámbitos de la colonización de la atmósfera se ejerce en las ciudades, sin bien por sus emisiones y la cotidianidad humana, sin dejar de considerar los demás agentes humanos de influencia y responsabilidad como las industrias contaminantes con grandes emisiones de GEI, las deforestaciones y cambio del uso del suelo, las actividades agrícolas y pecuarias, junto a las actividades mineras a cielo abierto y la polución inter-continental permanente.