Burbuja inmobiliaria e inundaciones, el riesgo de ocupar la naturaleza
«Las inundaciones en España, un desastre muy difícil de prevenir» eldiario.es
14 dic (EFE).- Menos episodios de lluvias, pero más graves y torrenciales, además de la creciente ocupación de áreas inundables por viviendas y otras edificaciones han incrementado el peligro de inundaciones en España, donde 2 millones y medio de personas viven en riesgo de inundación y más de medio millón en alto riesgo.
¿Se pueden prevenir las inundaciones en España? «No, porque no tenemos el territorio preparado para ello», señala Jorge Olcina catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante, para recordar que «hemos actuado imprudentemente» ocupando espacios inundables y cuando los ríos crecen buscan su territorio de crecida y encuentran viviendas, infraestructuras y equipamientos.
Estas inundaciones producen daños económicos y, lo que es peor, pérdida de vidas humanas, argumenta Olcina para destacar, sin embargo, el gran avance en la predicción meteorológica y en el aviso hidrológico, lo que permite activar mecanismos de protección civil para minimizar los daños.
Las fuertes precipitaciones de los últimos días, además de un incremento de las temperaturas que favoreció el deshielo de la nieve, han propiciado una extraordinaria crecida de la cuenca del río Ebro, que a lo largo de este martes alcanzará probablemente su máximo nivel con un caudal aproximado de 2.400 metros cúbicos y una altura de 6,10 metros.
A este respecto y, según los mapas de peligrosidad y riesgo del Ministerio para la Transición Ecológica, en zonas inundables en la demarcación del Ebro, con una probabilidad de ocurrencia de una vez cada 10 años, existen un total de 348 puntos de especial importancia de los que 59 serían instalaciones deportivas, 47 centros religiosos, 67 edificios de patrimonio cultural y 44 residencias especiales.
En un retorno a 100 años y 500 años, y en la misma demarcación, el total de escenarios posibles ascendería a 679 y 857, respectivamente, puntos de especial importancia.
En «inundaciones masivas» como la que está ocurriendo estos días lo fundamental es no seguir ocupando espacios de inundación y tener actualizados los protocolos de protección civil para evacuar a la población, advierte el experto, quien urge dos retos importantes en los próximos años.
El primero cumplir a rajatabla la ley del suelo y la obligación de elaborar mapas de riesgo con indicaciones donde no se puede edificar, y el segundo, mejorar el sistema de avisos para la población en forma de mensajes vía móvil.
El experto también alerta de la estrecha relación entre la evolución urbanística en las grandes ciudades y el incremento de las inundaciones y aclara: «Si en España hay riesgo de inundación es porque se ha invadido el territorio de los ríos y esto tiene consecuencias».
A su juicio, el riesgo de inundación es la plasmación territorial de actuaciones humanas que no han tenido en cuenta el comportamiento natural de un curso fluvial: «Los ríos tienen en ocasiones un comportamiento extremo, y somos nosotros los que debemos adaptarnos a este comportamiento natural, y no al revés».
Para revertir esta situación, el catedrático apunta que en las últimas décadas se han llevado a cabo acciones importantes en ingeniería hidráulica, protección civil y aviso meteorológico e hidrológicos, pero falta desarrollar una ordenación del territorio, que respete los ríos, y la educación para el riesgo.
En este punto señala, la responsabilidad «esencial» de las administraciones locales y regionales, que son las que tienen las competencias de la planificación urbanística y territorial, y aunque hay comunidades en la buena dirección, aún queda mucho por hacer.
Jorge Olcina destaca que cumpliendo el articulo 22 de la actual Ley del Suelo, que obliga a elaborar mapas de riesgo natural en los procesos urbanísticos, se podría reducir el riesgo en las nuevas actuaciones urbanísticas, pero para ello se necesita de un control estricto para determinar que zonas se pueden construir y cuales no.
Otra cosa sería lo mal realizado desde hace décadas -continúa el catedrático- para insistir en «más inversión en obra pública e impulsar la educación para el riesgo a la población, en colegios, en asociaciones vecinales, y a través de los medios de comunicación para evitar pérdida de vidas humanas».